Constanza Manuel

 

La entrada de hoy está dedicada a una de las dos “Castilleras” más importantes de la historia, Constanza Manuel 1316-1345.

A pesar de que remarcamos que esta niña nació en una de las familias más importantes de su tiempo, y que llegó a ser reina y princesa (si, por ese orden), podemos afirmar que su vida, lejos de serlo, no fue un cuento de princesas y a pesar de no contar con muchos detalles de su carácter, forma de ser y vida privada, nos podemos atrever a decir que fue bastante desdichada.

Tanto es, que a pesar de haberse casado con dos reyes, uno de Castilla y otro de Portugal no aparece como reina en ninguna de las dos listas de reinas de estos reinos.

Comenzamos.

Nos encontramos en 1316, en El Castillo [de Garcimuñoz]. El infante Don Juan Manuel y su esposa la Infanta Constanza de Aragón están muy felices, puesto que ha nacido su primera hija, que a pesar de que se prefería un niño, el ser niña no les quita ni una brizna de felicidad.

Es una niña preciosa de la más noble estirpe, era nieta por parte materna del gran rey Jaime II de Aragón y por parte paterna, su bisabuelo fue el rey de Castilla Fernando III “el Santo”.

Todo era felicidad, el nombre elegido «Constanza» como su madre.

Sus primeros años los pasó en El Castillo, y como cualquier niña nos la podemos imaginar jugando con sus dos hermanos menores, Beatriz y Manuel, por todos los rincones del castillo y calles de la localidad.

Durante sus años de infancia, la política de Castilla era una continua lucha por el poder y el padre de Constanza era uno de sus más importantes actores y la pobre niña, participaba de forma involuntaria en toda esta política “Española”. En esta lucha de poder, Don Juan Manuel forja una alianza con Juan de Haro, señor de Vizcaya, para luchar contra el rey o más en concreto contra los regentes del reino, puesto que el rey era menor de edad. De esta alianza era ya parte principal Constanza, esta sin saberlo, puesto que se acordó su matrimonio con el señor de Vizcaya. Pero por suerte, para Constanza en estos días solo cabían juegos en El Castillo.

Cuando el rey Alfonso XI de Castilla cumple 14 años, llega a su mayoría de edad y toma las riendas del reino. Para romper la alianza de Juan de Haro y Don Juan Manuel promete a su hermana la infanta Leonor con Juan de Haro y a don Juan Manuel le ofrece casarse el mismo con su hija Constanza y además le nombra Adelantado mayor de la frontera. El primero no acepto el ofrecimiento y continuó su lucha contra el monarca lo que le acarreó morir asesinado en Toro.

Don Juan Manuel sí aceptó el ofrecimiento, con lo que Constanza fue separada de su madre y partió del Castillo hacia Valladolid donde se celebraría la boda, Constanza solo tenía 9 años, aquí podemos decir que se acabó la feliz vida de esta niña. La boda fue un trámite frio, los novios no se conocían y eran dos niños, Alfonso a pesar de ser rey solo contaba con 14 años. No hubo festejos ni algarabías. ¿Qué pasaría por la mente de Constanza? ¿Qué pensaría ella que era el matrimonio? ¿Estaría asustada entre tanta gente desconocida?

A pesar de su corta edad, o por influencia de sus consejeros, Constanza que seguramente no sabía lo que representaba esa boda, a partir de ese momento empezó a firmar cualquier documento como “Reina de Castilla”.

Las cortes de Castilla reunidas en Valladolid ratificaron el matrimonio el 28 de Noviembre de 1325.

Don Juan Manuel estaba exultante, por fin conseguía su anhelo más deseado, su estirpe se unía de nuevo a la corona de Castilla, algo que no debía de haberse separado jamás. Su padre y el mismo debían ser los reyes de Castilla y no Alfonso X y su maldita estirpe. A partir de ese momento el guiaría los designios del reino. Para él eso primó más que el interés de Constanza (en esas épocas las niñas tenían este cometido), y además, pensaría Don Juan Manuel, “Se convertirá en Reina, eso es pensar en el porvenir de una hija ¿No?”

Se acordó que pasaran 3 años hasta que Constanza cumpliera 12 años para que se consumara el matrimonio mientras pasaban estos tres años Constanza quedaría al cargo de su aya Teresa en Valladolid.

Este momento idílico solo duró 2 años, a Alfonso XI se le presentó una oportunidad única, el apoyo de los portugueses, para lo que debía casarse con la Infanta María de Portugal. Este matrimonio le resultaba más favorable, con lo que no dudó en realizarlo repudiando anteriormente a su esposa Constanza, alegando, que el matrimonio aún no se había consumado por lo que aún no se consideraba válido.

Pero no solo se conformó el rey con repudiar a Constanza, sino que además la hizo prisionera, la separó de su aya Teresa y de todos sus consejeros y séquito y la encerró en la fortaleza de Toro para utilizarla como escudo contra la posible respuesta de Don Juan Manuel. Pobre niña, con tan solo 11 años y prisionera dentro de una fortaleza, sola y sin ningún tipo de apoyo.

Pero a su padre no le tembló la mano y declaró la guerra abierta al rey, no en vano era el hombre más poderoso del reino, más incluso que el propio rey, y con apoyo aragonés, granadino y del resto de nobles contrarios al rey, atosiga al mismo hasta que al año siguiente en 1328 el rey no aguanta más una guerra con un adversario tan fuerte y acuerdan la paz donde este le devuelve a Constanza.

Al no haberse consumado el matrimonio, a pesar de que Constanza se intitulaba reina de Castilla, esta no consta en la lista de reinas de Castilla.

Tras casi cuatro años alejada, vuelve al Castillo el lugar de sus mejores recuerdos, pero aunque estaba contenta de volver la alegría no era completa, todos los días recorría la calle Corredera que conducía desde el alcázar hasta el monasterio de agustinos donde reposaban los restos de su madre la Infanta Constanza de Aragón, muerta unos meses antes y de sus dos hermanos Beatriz y Manuel también muertos muy jóvenes, debido a lo cual su abuelo el rey Jaime II se enfadó mucho con su padre reprochándole que tuviera médicos judíos al cargo de ellos.

Pero la tranquilidad de Constanza duró poco tiempo, justamente hasta 1331. Su padre seguía siendo un actor importante en el reino y ella siempre era usada como moneda de cambio en todas sus alianzas. Fue ofrecida al príncipe de Aragón, el futuro Pedro IV, pero este proyecto no fructificó. Poco después, don Juan Manuel, consigue una alianza con la corona Portuguesa en la que Constanza vuelve a ser la pieza de unión y es prometida al príncipe Pedro de Portugal, cuatro años más joven que ella, 11 y 15 años respectivamente.

Alfonso XI de Castilla al enterarse de dicho compromiso no puede consentir que se lleve a cabo, no es bueno para sus intereses una alianza entre Portugal y Don Juan Manuel, dicha alianza permitiría a estos poder atacarle desde el este y el oeste simultáneamente.

Por ello planta sus ejércitos frente al Castillo [de Garcimuñoz] y sitia a padre e hija impidiéndoles viajar a Portugal a celebrar la boda. Ante la imposibilidad de viajar la boda se celebró en el Castillo el 28 de marzo de 1336 por poderes.

Ahora ya tenía 20 años, ya era mayor de edad y ya sabría de sobra lo que significaba su boda, pero igualmente ¿qué sentiría el día de su boda con un príncipe al que no conoce, coger de la mano en el altar a otro señor representante de su esposo? Igualmente tampoco contaba mucho esto, lo importante sería la alianza con los portugueses y como buena hija aceptaría la boda sin más… ¿O no? No lo sabemos. Lo que sí es seguro que su segunda boda tampoco habría fiesta ni felicidad.

Finalmente Alfonso XI derrota a portugueses y a Don Juan Manuel y este se rinde llegando a un acuerdo de fidelidad. El rey en esta situación al fin permite la boda entre Constanza y el portugués y permite el viaje a Lisboa.

Constanza pudo partir por fin hacia Portugal, a conocer a su esposo, acompañada por su medio hermano Enrique Manuel, hijo bastardo de don Juan Manuel e Inés de Castañeda.

El 24 de agosto de 1339 se volvió a celebrar la boda en Lisboa. Esta vez sí sería una boda a la altura de los contrayentes, una boda real por todo lo alto.

Parecía que a partir de este momento la nueva princesa comenzaría a vivir su cuento de hadas, pero Constanza no estaba destinada a poder disfrutar de la vida.

En su séquito la acompaño a Portugal una dama de compañía llamada Inés de Castro, de ascendencia gallega, que se había criado con Constanza. El príncipe Pedro se enamoró de ella y la convirtió en su amante, relegando a Constanza al papel de esposa oficial y madre de sus hijos. Este era su destino.

A pesar de Inés, el príncipe tenía la obligación de tener descendencia con Constanza algo que consiguieron en seguida ¿Cuándo Constanza quedó en cinta sería un lazo que la acercó a su marido o serviría para que el príncipe se separara más y tuviera más escarceos amorosos con Inés?

Justo en 1340 nace su primer hijo un varón llamado Luis, lo que le supondría una felicidad enorme tanto a ella como a su marido, tal vez este haría que su marido se acercara más a ella, pero como no podía ser menos la fatalidad persiguió a Constanza y Luis muere a los 8 días de nacer. ¿Su marido el príncipe la consolaría o le reprocharía la muerte?

Sea como fuere el príncipe Pedro solo vivía para Inés, tal fue su dejadez para con su esposa y obligaciones que los nobles portugueses y el rey Alfonso IV de Portugal se vieron obligados a desterrar a Inés de Castro. Pobre Constanza, desdeñada por su marido y traicionada por su compañera de la infancia, que duro debió ser.

A pesar de todo, dos años después, Constanza se vuelve a quedar embarazada, había que buscar un heredero para Portugal, en 1342 nació María que le alegraría los días que le quedaban de vida, por fin algo le traería felicidad a Constanza cuando ya tenía 26 años.

El rey había desterrado a Inés de Castro, pero esto no hizo nada más que Padre e hijo se enemistaran, y no evitó que los amantes se siguieran viendo, ni evitó la influencia de Inés sobre Pedro.

En 1345 Constanza se vuelve a quedar embarazada, nace Fernando el deseado heredero del reino. El parto fue muy duro para Constanza, que unos días más tarde muere en Santarem, justamente el 13 de noviembre de 1345, tenía 29 años. Fue sepultada en el convento de San Francisco de dicha ciudad.

¿Cómo serían sus últimos días? El parto debió de ser muy complicado y doloroso, estaría tan débil que no le quedarían siquiera fuerzas para alegrarse por el nacimiento del niño. Rodeada de médicos judíos intentando parar sus hemorragias o haciéndole sangrías que aún la debilitaban más y de sus damas de compañía llorando e intentando bajarle la fiebre con paños de agua fría, y ella, entre tanta gente, buscando sin lograrlo a su esposo y a su amiga de la infancia Inés, estos entretenidos en otros menesteres.

Ni siquiera la muerte de Constanza hizo que sobre ella, ahora sobre su memoria, acabara la fatalidad. El príncipe Pedro, liberado de su matrimonio se entrega sin ningún tipo de problemas a Inés de Castro con la que tienen descendencia siquiera un año después del fallecimiento de Constanza.

Tanto influía Inés en Pedro que puso en peligro al país y al hijo de Constanza, el heredero Fernando, intentando relegarlo en favor de sus hijos, así que el rey Alfonso IV de Portugal y varios nobles decidieron y asesinaron a Inés en 1355.

Cuando muere el rey en 1357 y sube al trono Pedro como Pedro I de Portugal, y obliga a los nobles a jurar como reina póstuma a Inés de Castro alegando que se casó con ella en 1354 un año antes del asesinato de la misma. Por esto, al igual que pasó en Castilla, Constanza no fue incluida como reina de Portugal y no solo quedó aquí la desgracia de su honor, su esposo el ahora rey Pedro ordenó construir una sepultura real para el e Inés, olvidándose de Constanza.

Eso sí, lo que no pudo conseguir Pedro, es relegar al hijo que tuvo con Constanza, Fernando, en la línea sucesoria del trono por la descendencia con Inés. Así, en 1367 a la muerte de Pedro, Fernando, el nieto de Don Juan Manuel, se convierte en el rey de Portugal como Fernando I “el hermoso”.

Así la sangre de los Manuel gracias a la entrega de Constanza vuelve al sitio que les correspondía: “REINAR”.