Los Villamayor

Los Villamayor

LOS VILLAMAYOR DEL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ (art.)

He curioseado erráticamente algunos artículos de vuestra interesantísima página, hasta parar en la relativa a Otros personajes. Me ha sorprendido no hallar entre ellos a ninguno de los que ilustraron entre los siglos XVI y XVIII el apellido Villamayor, y me he propuesto escribir, al menos sucintamente, la historia de esta familia castillera que tantos prohombres dio a España en los dos siglos y medio largos de su existencia, ya que se extinguió a mediados del XVIII, pasando por hembra a la de Araque. Si la grandeza de Castillo de Garcimuñoz no se mide por la que es al presente, sino por la que fue —y tanta que nadie del pueblo llano estuvo sometido al pago de ningún impuesto, ni servicio, ni corvea—, tampoco dicha grandeza se explicaría sin el lustre y resplandor que le aportaron algunos miembros de aquella extinta estirpe, a la que nadie negará la idoneidad de aquella célebre estrofa manriqueña donde predicaba “que cualquiera tiempo pasado fue mejor”.  

Los Villamayor eran un linaje antiguo del Castillo, aunque yo no lo haya rastreado hasta el siglo XVI. El 24 de febrero de 1645, el caballero jacobeo don Juan Luis de Berrio y el licenciado Juan Murillo de Montemayor, religioso de la misma Orden, se desplazaron al ayuntamiento de la villa para localizar en el archivo municipal documentos antiguos que probaran la hidalguía de ciertos antepasados de don Alonso de Villamayor y Caballón, pretendiente a un hábito de la dicha Orden. Al folio 65v. de dichas pruebas, consignaron lo siguiente: «Por una partida de un libro desencuadernado en que hay 14 cuadernos cosidos con una correa con sus hebillas de hierro, consta que Pedro Fz [Fernández] de Villamayor, vecino desta villa, fue regidor del estado de hijosdalgo de ella el año 1528. Por otro libro encuadernado con cubiertas de pergamino, sin botones, con refuerzos colorados, parece que el dicho Pedro Fz [Fernández] de Villamayor fue Veinticuatro desta dicha villa el año de 1509. Consta de otro libro encuadernado con cubiertas de pergamino, con un botón, que dice la primera foja, El libro del Qº de la villa del Castillo deste año del Señor de 1478, fue alguacil mayor Pedro Fernández de Villamayor del estado de los hijosdalgo.»

Las tres citas cubren un espacio temporal de 40 años que, si bien no tornan improbable el que nos hallemos ante una misma persona, también pudieran tratarse de padre e hijo homónimos. De ambos, o del más joven de ellos, procedió D. Francisco de Villamayor, que casó en Toledo con doña Luisa de las Cuentas, y cuya descendencia varonil finó en D. Jerónimo de Villamayor y Leruela, I marqués de Villamayor, caballero de Santiago (13.I.1657), de los consejos de Órdenes, Castilla y Santa Cruzada, que después de la muerte de su esposa (1658), se ordenó sacerdote y murió (Madrid, 2.XII.1701) siendo capellán mayor del monasterio de las Descalzas reales, recayendo su título nobiliario en el hijo mayor de su hermana doña Catalina de Villamayor, D. Juan Antonio de Albizu y Villamayor, caballero calatravo, barón de Purroy, II marqués de Villamayor, fiscal de la Orden de Calatrava y embajador en Génova cuando heredó el título, hijo de la sobredicha y de D. Matías de Albizu, su marido, también caballero calatravo.

Pero no es de esta línea de los Villamayor del Castillo de Garcimuñoz de la que quiero hablar, sino de otra, naturalmente emparentada con ella, sobre la que el genealogista Luis de Salazar y Castro escribió lo que sigue:

«Alonso González de Villamayor, regidor de Castillo de Garci Muñoz en 1500.— Alonso González de Villamayor, por el año 1535 fundó en el Castillo el hospital de la Concepción, que hoy es parroquia y es patronato de sus descendientes y tiene escudo de armas. Casó con Elvira Lozano.— Andrés González de Villamayor, casó en Valladolid con Ana Pérez de Vivero, hija de Alonso Pérez de Vivero.— Alonso de Villamayor, nat. del Castillo, casó en Valladolid con Francisca de Espinosa Pimienta, nat. de Valladolid.— Andrés de Villamayor, casó con doña Mariana Caballón, natural de Moya.» (R.A.H.E., Col. Salazar, D-28, — act. 9/303— fol. 15). Por cierto, esta genealogía contiene un claro error: Alonso González de Villamayor, el fundador del hospital de Nuestra Sra. de la Concepción, no pudo tomar estado matrimonial porque ya tenía el eclesiástico. El mismo genealogista reparó en ello y, posteriormente, confeccionó otra genealogía [R.A.H.E, D-30 —act. 9/305—, fº 47 v.), donde consignó que: «Alonso González de Villamayor fue cura de San Pedro de Moya y de San Juan del Castillo, y beneficiado de La Almarcha. Fundó el hospital de Ntra. Sra. de la Concepción del Castillo y le dotó de rentas y sus capellanes. El Papa Clemente X, en emblema ab Calendas Septembris 1533, le dio para él y sus descendientes la administración perpetua y patronato de este hospital y le agregó pasase el beneficio de la Almarcha. Y dejó el patronato y presidente de capellanes al hijo Alonso de Villamayor y sus descendientes poseedores del vínculo P. Lull cueca fradedo las adenayas en La Almarcha. Tuvo en Juana Martínez, mujer soltera (que después casó en la villa de Altarejos con Fulano Melero), dos hijos: Francisco y Andrés.» Hasta aquí la cita literal del genealogista.

HospitalImagen de la entrada del hospital.

 

De este Alonso González de Villamayor posee la Asociación una imagen digital del documento que a continuación transcribo y que D. Gerardo Valero tuvo la gentileza de remitirme, indicándome que el original se halla en el Archivo Provincial de Cuenca. Reza así: «Censo perpetuo por el qual Francisco del Castillo, alcaide de la fortaleza de la villa de Castillo [de Garci Muñoz], dio a Alonso González de Villamayor, cura de la de Moya y beneficiado del lugar de la Almarcha, una heredad y tierra de llevar pan, que el dicho alcaide tenía y poseía en las labranzas del citado lugar de la Almarcha, toda a humo muerto, por la pensión ó canon anual  de cien fanegas de trigo y cebada, por mitad, pagados el día de Nuestra Señora de Agosto de cada año, raso de las condiciones regulares de esta clase de censos. Pasó en la villa del Castillo, a 15 de Dic[iembr]e de 1522, ante el esc[briba]no Gonzalo de la Rambla, por quien está autorizado. Al margen: a1) Almarcha (a2) 31… … 2. b1) Pensión 100 fan[ega]s de grano.  b.2) Renta b3) Después fue redimido y ficieron esc(ritu)ras de ello.»

Villamayor

Esta pieza de convicción resulta muy interesante porque nos revela el origen del mayorazgo de los Villamayor, que no radicaba en la villa del Castillo, sino en el lugar de la Almarcha, perteneciente a su jurisdicción. Fue el mismo Alonso González de Villamayor quien debió de rescatar dicho censo (deuda hipotecaria) mediante el pago de una cantidad previamente estipulada antes del año 1550, dado que el 11 de diciembre de dicho año, por escritura otorgada ante el mismo escribano (Gonzalo de la Rambla), lo vinculó al mayorazgo que fundó en aquel acto jurídico, siendo así que solo podían vincularse los bienes libres de cargas. Sabemos que al constituirse dicho mayorazgo, el otorgante vinculó otros bienes adquiridos en el mismo lugar (Marq. de Saltillo, Historia nobiliaria española…, vol. 2, pg. 58), y también que el año 1680 sus herederos poseían en la Almarcha nada menos que 390 propiedades, como revela el «Apeo y deslinde de la heredades, casas y tierras que don Carlos de Villamayor y Vivero, caballero de la Orden de Calatrava, del Real Consejo de Su Magestad en Castilla, tiene en el lugar de Almarcha, aldea del Castillo de Garcimuñoz.» Este otro documento, que está en manos privadas, fue vendido el 20.X.2016, pero en su oferta a través de internet (www.todocolección.net), que aún he podido ver el 23.III.2018, se ofrecía una breve descripción del mismo, ilustrada con 8 fotografías obtenidas del original. Se trata de un manuscrito encuadernado de 62 folios (124 páginas) de papel grueso de 42 cm. de alto (lo que entonces se decía marca mayor y hoy llamamos A3), más otros 5 folios (10 páginas) de 30 cm. de alto que llevan un sello fiscal de 34 maravedíes. En una de las fotos, que responde a la cabecera del documento, leemos. «En la muy noble y muy leal villa del Castillo de Garcimuñoz, a 21 días del mes de Mayo de 1680 años, ante el señor don Fern(an)do Araque Ferrer, alcalde ordinario en la dicha villa…» La fotografía no ofrece más, pero de las restantes, aunque todas —excepto una— fragmentarias, obtenemos otras informaciones. Por ejemplo: Que en el apeo se halló presente D. Pedro de Lezama, escribano público de la villa del Castillo de Garcimuñoz y su tierra, que «nombró apeadores a los señores Simón Pinar y Blas Yubero en sus personas» el día 14 de junio, y que dicho día «se puso en parte pública un bando para que sepan todos los vecinos deste lugar …»; la captura no sigue más adelante, pero se infiere que demandaba a los vecinos la obligación de colaborar. La fotografía que recoge los apeos de las últimas propiedades numeradas del 389 al 390 no abarca toda la extensión del folio, cuya anchura desconocemos, por lo que solo podemos obtener de él informaciones muy someras y dispersas. Así, el no. 389, alude a un emplazamiento «dicho de la Cañada, que a su la… las monjas de Lerma. Lo … pusimos y renovamos mojones. …» Y del no. 390, última propiedad apeada, leemos: «Yten, apeamos y des (lindamos?) … çeuadal (cebadal) de otras de las cassas … del dicho señor don Carlos … linda por la parte de… capellanía de Buenache…» Sin embargo, una de las fotografías nos ofrece la descripción completa de una de dichas propiedades, de la que ignoramos su numeración: «Ytem, apocamos y amojonamos otra haça que está donde dicen el Nabal, justo a la mano derecha del camino dicho que va a Olivares y va lindando con el dicho camino, y a sur la hacía el lugar con la de la capellanía de Pedrola. Y a la parte de abajo va surcando con la capellanía de Buenache, y hacia los Pedernales descabeza con la capellanía de Burillo, que posee Soria, hasta llegar al dicho camino viejo. Pusimos y renovamos los mojones.» Otra fotografía puede referirse al final del manuscrito, donde leemos: «Yo el dicho Pedro de Lezama, escribano público de la dicha villa del Castillo de Garcimuñoz y su tierra, presente fui a la dicha apeación. Y este traslado saqué de su original en sesenta y siete foxas, el primero y último pliego en sello tercero, y los intermedios en papel común de marca maior. Y va cierto y verdadero, y lo signé en 28 de junio de 1680 años.» Al describir la pieza en venta, los ofertantes parecen transcribir un breve párrafo del manuscrito: (Para hacer el apeo) «salen por el Camino de Hinojosa Bernabé de Balera, Simón Pinar y Blas Cevero (sic por Yuvero o Yubero), vecinos de dicho lugar. Empiezan por las casas principales del caballero (D. Carlos de Villamayor), situadas en la calle pública, camino que va al Castillo y otras frente a la puerta del horno de dicho lugar.» Y, finalmente, cierran su oferta con el siguiente resumen: “Al hacer el apeo se van nombrando los distintos parajes, como camino de Talalluelas, San Cristóbal, etc. Otros propietarios, como doña María Moya, que tenía muchas propiedades, los frailes, la Virgen de la Concepción, la capellanía del Padre Millán etc.” Quizá me haya recreado demasiado con esta pieza, pero dado su actual paradero y el carácter transitorio de la fuente de procedencia de la información, era necesario perpetuar aquí los datos que nos suministra.

Iglesia La Almarcha

Imagen de la iglesia de La Almarcha, donde los Villamayor tenían la mayoría de sus posesiones.

No mucho más de lo que consignó el genealogista Salazar y Castro es lo que sabemos del fundador del hospital e iglesia de la Concepción de Nuestra Señora. Los redactores de las llamadas Relaciones topográficas, todos naturales de la villa y ninguno vinculado por lazos familiares con el fundador, saludaban su obra como «la cosa de las más principales que hay en este obispado… e dexó un patronazgo e dos capellanes en la dicha iglesia e hospital para beneficio de los pobres peregrinos e naturales de esta villa, que tiene 400 ducados de renta, los cuales todos se convierten en beneficio de los pobres.» (Rel. Topogr. Castillo de Garcimuñoz, respuesta no. 39, 16.III.1579). Para entonces, había ya fallecido.

Aunque nuestra última noticia sobre su vida data del año 1557, debió de ser un hombre mucho más longevo. Sabemos que conoció la muerte de su nieto Francisco, hijo natural del licenciado Andrés de Villamayor, su segundo hijo, y que este Francisco fue el tercer patrón de su fundación hospitalaria. Ergo no es mucho suponer que también viviera la muerte de sus dos hijos: primero la Andrés, documentada en Valladolid en 1566, y después la de su primogénito Francisco, cuya fecha ignoramos, pero puede suponerse anterior a la de su sobrino en razón a que ocupó el patronato de la fundación antes que éste. En todo caso, murió antes de 1577. En 1556 encargó a Etienne Jamet, notable escultor francés afincado en España, también conocido como Esteban Jamete, una estatua de alabastro a tamaño natural, que le representaba y que se suponemos coronaría su mausoleo en la iglesia de su fundación. Jamet trabajó en ella unos meses, alojado con su esposa en un cuarto del hospital, anexo a la iglesia, ya que, desde su ventana, veía el altar mayor de ésta y oía la misa. Pero no pudo concluirla. Cuando solo le quedaba rematar la cabeza, fue detenido por la Inquisición, en la misma casa que ocupaba (4.III.1557), y llevado a Cuenca para responder de una acusación de herejía. Aunque descabezada, la estatua se preservaba todavía en 1983, cuando el biógrafo del escultor, André Turcat, la descubrió. Dios mediante, tengo la intención de escribir un artículo sobre la estadía del célebre escultor en la villa del Castillo, que merece ser rememorada.

Escultura de la tapa del sepulcro, esculpida por Etienne Jamet (Esteban Jamete) en un almacen municipal a la espera de restauración.

Este Alonso González de Villamayor, clérigo notable por la fundación de una obra pía que le sobrevivió casi 4 siglos, fue también el fautor de una línea de los Villamayor del Castillo de Garcimuñoz, que dio a España un ramillete de nombres que dan mucha gloria y prez no solo a la nación, sino al pueblo que los vio nacer, por lo que vamos a rememorarlos aquí. Como dije más arriba, tuvo en doña Juana Martínez, a la sazón soltera, dos hijos naturales:

El primero, Francisco de Villamayor, fue cura de la iglesia de San Juan en Castillo de Garcimuñoz, testamentario de su hermano menor Andrés y curador de los hijos que éste tuvo. También fue el segundo patrón del hospital fundado por su padre, aún en vida de éste, y al que, presumiblemente, precedió en la muerte.

El segundo hijo, también natural fue el licenciado Andrés de Villamayor (†Valladolid, 1.IX.1566), que vivió en Valladolid y fue su procurador de cortes el año 1555. Casó en Valladolid con doña Ana de Vivero, hija de Alonso Pérez de Vivero, también clérigo, capellán de S.M., cura de San Juan de Fuera, diócesis de Astorga y de San Salvador de Peque, en la misma diócesis. Doña Ana fue titular del heredamiento, casa, tierras y dehesa de La Moraleja, en el lugar del Pinarejo, jurisdicción del Castillo de Garcimuñoz, por privilegio del príncipe D. Felipe (luego Felipe II), de 21.V.1554, a pesar de las leyes que lo prohibían, como apunta el mismo genealogista en la Tabla genealógica de la familia de Vivero, (R.A.H.E., Salazar, 9/305, fol. 50). Una copia de su testamento, como también del de su esposa, se conserva en AGS, CME, 167, no. 59, entre la documentación de un juro a favor de D. Francisco Menchaca. Ambos cónyuges procrearon 6 hijos, que fueron:

  • Alonso de Villamayor, señor del heredamiento de la Moraleja en el lugar del Pinarejo, aldea del Castillo de Garcimuñoz, que fue alcaide del castillo de Luna. Casó en Valladolid (8.II.1563) con doña Francisca de Espinosa y Pimienta (baut. Valladolid, San Miguel, 8.XII.1536), hija de Diego de Espinosa y de doña Catalina de Santander, en la que procreó a Andrés de Villamayor, del que hablaré más adelante.
  • Doña Jerónima de Villamayor, monja en Santa Catalina de Siena, en Valladolid.
  • Benito de Villamayor.
  • Mariana de Villamayor.
  • Juan de Vivero.
  • Agustina de Vivero, que casó con D. Beltrán de Galarza, hijo del Ldo. Beltrán de Galarza. Testó el año 1597, declarando por hijo a D. Gabriel de Galarza, vecino de Valladolid.
  • Francisco de Villamayor, bachiller en leyes, de quien Salazar y Castro sospechaba que fue hijo natural. Su abuelo, D. Alonso González de Villamayor, el fundador del hospital, que le llama «hijo del Lic. Villamayor», autorizó su entierro en la capilla mayor de la iglesia aneja al hospital, del que fue su tercer patrón, dado que su hermano o hermanastro Alonso no residió en el Castillo. De haber sido hijo natural, procreado antes de matrimoniar, Francisco sería el mayor de todos; pero también habría sido natural caso de engendrase durante la viudez paterna, siendo entonces el menor de ellos. No se contempla el caso de bastardía, es decir, su nacimiento en vida de la esposa, porque el abuelo no habría autorizado su enterramiento en lugar tan noble de su fundación, ni tampoco había gozado del patronazgo de ella.

***

Andrés de Villamayor y Espinosa, hijo primogénito de D. Alonso y de doña Francisca de Espinosa, 4.º patrón de la iglesia y hospital de Nuestra Sra. de la Concepción, fue alcalde ordinario de la villa por el estado de los hijosdalgo al menos en los años de 1601, 1612 y 1640, así como regidor por el mismo estado en 1598 y 1607. Pero debió de fungir dichos cargos en más ocasiones, así como otras funciones concejiles, ya que residió toda su vida en el Castillo dedicado a su familia, a su comunidad y al cuidado del hospital. Casó con doña María de Caballón, natural de Moya, hija del licenciado Francisco Caballón, natural del Castillo, y de doña Ana Vallacloch, hija de Domingo Benito Vallacloch (o Vallacloig, como escriben otros), receptor de la Inquisición de Valencia. En ella procreó la prole más numerosa que jamás engendrara otro Villamayor de su línea: 8 hijos. Sin embargo, y paradójicamente, tan fecunda progenie solo fue capaz de darle dos nietos, uno de cada género, hecho que abocetaba a no tardar la extinción de la línea. Cabría decir que fue su canto del cisne. Pero también es cierto que aquella generación fue feracísima en talentos que encaramaron el apellido al parnaso español en disciplinas como la milicia, la religión y, especialmente, la administración de la monarquía.

 

  • El primogénito, Alonso Francisco de Villamayor y Caballón (Castillo de Garci Muñoz, bautizado en San Juan, 27.V.1602 — † ante Lérida, 21.XI.1646), Caballero de Santiago, 5º patrón del hospital e iglesia de la Concepción, fue el único militar de la saga que estudiamos, pese a lo cual despuntó en los ejércitos reales de Flandes, Lombardía, Alsacia y Cataluña, en los que sirvió 25 años, desde 1621 hasta su muerte en combate, cuando servía el puesto de maestre de campo de un tercio de infantería española. Su vida y servicios, así como las vicisitudes que corrió con la copia de la sábana santa que ordenó tejer en Turín —concluida en la primavera de 1640—, hasta que consiguió desembarcar con ella de vuelta en España, a finales de noviembre de 1641, se verán en un estudio aparte para no comprometer con su extensión la ilación del presente asunto. No tomó estado y le sucedió en el mayorazgo su hermano Carlos, el sexto en orden de nacimiento.

 Sabana Santa

Imagen de la Sabana Santa de Castillo de Garcimuñoz.

  • D. Andrés de Villamayor (Castillo de Garci Muñoz, ca. 1604 — Idem, después de 1683), capellán de honor del rey desde 1646 hasta su muerte. Fue canónigo de la catedral de Málaga (al menos entre 1647 y 1673) y después arcipreste de Castillo de Garcimuñoz, uno de los 8 arciprestazgos del obispado de Cuenca, y 6.º patrón del hospital e iglesia de Nuestra Señora de la Concepción. En 1657 fundó un pósito de 800 fanegas de trigo en La Almarcha para remedio de los pobres y nombró por sus patronos al cura y alcalde del dicho lugar y a D. Carlos de Villamayor, su hermano, y sus sucesores, mediante escritura otorgada en Málaga (9.VII.1657), ante Francisco Pérez, escribano del número de dicha ciudad. Refiere Salazar y Castro que tomó posesión del cargo de capellán de honor del rey Felipe IV el 7.IV.1646, pero su nombramiento debía de ser anterior, pues era ya conocido por diversas personas interrogadas en el Castillo para las pruebas jacobeas de su hermano Alonso. Y, entre otras: «El licenciado Juan Bautista de Araque, beneficiado de la parroquial de esta villa y natural de ella, de 76 años de edad.» (testigo no. 3, 15.II.1645); Gabriel de Quirós, labrador, vecino y natural, que no declaró su edad (testigo n.º 20, 18.II.1645) y «Lorenzo de Cristóbal Requiralte, escribano de la junta notarial de esta villa, vecino y natural de ella, de 65 años.» (testigo no. 23, 18.II.1645). También sabemos que era capellán de la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción en 1642, cuando su hermano Alonso le entregó la reproducción de la reliquia turinesa. Escribió dos autos sacramentales, de los cuales el intitulado “Eco y Narciso” fue representado ante los reyes en 1683 por la compañía de Francisca Bezón. Debía de ser bueno, porque durante muchos años se atribuyó su autoría a Calderón de la Barca.
  • D. Antonio de Villamayor, canónigo de la catedral de Palencia y arcediano de Carrión, el más extenso de los cuatro arcedianatos palentinos, cuya jurisdicción alcazaba a los pueblos y aldeas de Abía, Bedoya, Camón, Castrejón, Herrera, Población, Ojeda, Ordejón, Redondo y otros. Vivía en 1656.
  • D. José de Villamayor († Madrid, 1682), jesuita. En 1648 era rector del Colegio de San Esteban, de la compañía de Jesús en Murcia, y en 1655 lo era del colegio de Cuenca. Ese año fue designado por la Inquisición conquense para presidir el tribunal de tres jueces calificadores en la denuncia contra los vecinos del pueblo de Tarancueña (Soria) por el baño de las reliquias de los mártires Félix y Adauto en una rogativa pro lluvias, dictaminando que el caso era “absolutamente surpestición por exceso”. (I. García de Andrés, «La Inquisición contra el pueblo de Tarancueña, año 1655-56», en Celtiberia no. 97, 2003). En 1665 era confesor y director espiritual de D. Luis de Benavides Carrillo y Toledo (1608-1668), III marqués de Caracena, capitán general del ejército que dirigía la guerra de la sublevación de Portugal (1640-1668), ya en su última fase. Tras la derrota del Marqués en la batalla de Villaviciosa (17.VI.1665) y por la mediación del P. Villamayor con el también P. Lopes, rector del colegio de la Compañía de Jesús en Elvas, comenzaron las negociaciones de paz que fraguarían en el tratado de 1668. En 1670-72 era el P. Provincial de su Orden en la isla de Cerdeña; luego fue prepósito provincial de Castilla y Provincial de la misma provincia, cargo que ya desempeñaba en 1677. En 1680 fue designado rector del colegio de la compañía en Madrid, llamado Imperial, que dirigía cuando falleció, fungiendo a la vez el oficio de calificador del Consejo Supremo de la Inquisición.
  • Doña Jacinta de Villamayor, que fue priora del convento de Nuestra Señora de Gracia del Castillo de Garcimuñoz, fundación del siglo XIV.
  • Carlos de Villamayor y Vivero (1618-1683), del que hablaremos seguidamente.
  • Doña Melchora de Villamayor, que casó en Palencia con el Ldo. D. Ignacio Sánchez Peredo (Palencia, 1607), abogado y regidor de la ciudad, en quien hubo: 1) D. Ignacio Sánchez de Villamayor, regidor, que probó su hidalguía de sangre en 1662 (Arch. Real Chanc. Valladolid, Sala Hijosdalgo, Caja 266,12), caballero de la Orden de Santiago en mayo de 1678 (AHN, O.M., Expedientillos, No. 4740), y 2) doña María Bernardina Sánchez y Villamayor (Palencia, 1605 – Idem, 19.XII.1664), que casó en Palencia (San Miguel, 6.II.1664), con Francisco Velázquez del Puerco y Sesé, de quien tuvo a Catalina Andrea, cuyo parto le ocasionó la muerte.
  • ª Ana de Villamayor, que casó con el Ldo. D. Alonso de Avilés y Belmonte, regidor de Chinchilla.

 

DON CARLOS DE VILLAMAYOR Y VIVERO, (Castillo de Garcimuñoz, 8.V.1618 (baut. 19.V)  — Madrid,  11.XII.1683), caballero de Calatrava (exp. 2.810, 1672) que fue el 7º patrón del Hospital de Nuestra Señora de la Concepción y 1.º del pósito de la Almarcha, fundado por su hermano Andrés. En 1653, dado que la iglesia de San Juan del Castillo de Garcimuñoz se hundía, pasaron a la de la Concepción el sacramento e imágenes, haciendo las veces de iglesia parroquial mientras se reedificaba o hacía de nuevo la desafectada; además, mediante escritura otorgada el 27.VII.1653 ante Pedro de Laguna, escribano del Castillo, se hizo cargo de pagar sus devengos al cura y al beneficiado de San Juan mientras durasen las obras. También fundó el convento de Trinitarias recoletas de El Toboso.

Desarrolló una brillante carrera en la administración peninsular española, que comenzó como alcalde de los hijosdalgo de la Chancillería de Valladolid (13.II.1647); oidor de la misma (22.XII.1656); regente del Consejo de Navarra (8.IV.1669); consejero del Consejo de las Órdenes militares (5.IX.1672); consejero del Consejo de las Indias (4.XII.1673); presidente de la Chancillería de Granada, con la plaza de consejero en los del Real de Castilla y la Santa Cruzada (1.III.1675). Además, fue gobernador del principado de Asturias y formó parte de algunas de las juntas de gobierno de la monarquía. Testó en Madrid (A.H.P., prot. 10.619, 11.XII.1683) y murió el mismo día. El siguiente, D. Fernando de Araque Caballón, su albacea, depositó su cadáver en el convento de los capuchinos de la Corte. Siendo soltero, tuvo como hijo natural a José de Villamayor, que se ordenó sacerdote y fue presbítero. Después casó, en virtud de capitulaciones matrimoniales (A.H.P., prot. 6257, fol. 217, 9.II.1653), con D.ª María de Morales Nieva, natural de El Toboso, hija de D. Francisco de Morales y de D.ª María Guerrero, natural de Alcázar de San Juan. En ella procreó los siguientes hijos:

  • Andrés Francisco de Villamayor y Morales (Valladolid, ca. 1659-60 – Madrid, 1718), Caballero de Santiago (Exp.8912, despacho: 28.V.1669), ayuda de cámara del Rey, Contador mayor del Consejo de la Santa Cruzada, al menos desde 1705 hasta su muerte; 8º patrón del Hospital de Nuestra Señora de la Concepción y 2.º del pósito de la Almarcha. Estudió en la universidad de Alcalá de Henares, conservándose una certificación de sus estudios, expedida en 1710 (AHN, Universidades, 482, Exp.78). Casó (1685) con doña María Manuela Valle de la Cerda (†1722), señora de Casatejada, hija única de D. Juan Valle de Velasco, caballero de Calatrava, señor de Casatejada, contador Mayor del consejo de la Santa Cruzada, y de doña Magdalena de Mansilla y Córdoba. Procreó una hija única: Doña Margarita de Villamayor y Valle de la Cerda, que sigue la línea y a quien aludiremos más adelante.
  • Don Gaspar de Villamayor y Morales, que murió joven, antes que su padre.
  • Doña Mariana Teresa de Villamayor y Morales († Madrid, 1726), que casó (15.XII.1572) con D. Fernando de Araque Caballón, Caballero de Santiago, del Consejo de Hacienda y de la Contaduría mayor de Hacienda, veedor general del ejército de Cataluña (†Madrid, abintestato, 1696). Hijos: 1) Nicolás de Araque Villamayor, natural de Madrid, caballero de Calatrava (1693, exp. 145), colegial del colegio mayor del arzobispo Fonseca, en la Univ. de Salamanca. Fue admitido por el estado noble de la villa de Madrid en 1694, ejerciendo oficios concejiles. Compuso unos versos para la celebración en Murcia de la canonización de San Félix de Cantalico (20.II.1713) que Antonio Martínez Talón, regidor de la ciudad y relator del evento, criticó con este cuarteto: “Y así será muy perfecto / en otras ciencias mayores / mas de componer primores, / no es poeta muy provecto.” 2) D. Carlos de Araque Villamayor, natural de Barcelona, caballero de Calatrava (1693, exp. 144). Cursó Sexto y Clementinas en el Colegio mayor de Cuenca, de la Universidad de Salamanca, donde se recibió de bachiller. Fue oidor en la Chancillería de Granada (nomb: 12.VIII.1730), después fiscal de la misma y regente del Consejo de Navarra (nomb: 5.XII.1537, que fungía en 1739). Casó en primeras nupcias (1729) con doña Feliciana de las Casas Herrera Rengel y Eraso (OM., Casamientos, Calatrava, Exp. 154), y segunda vez (1768) con doña María Jacinta Lara Morales de Lara, natural de Madrid, viuda del también caballero calatravo Miguel María de Nava Carreño (OM., Casamientos, Calatrava, Exp. 368). 3) D. Fernando de Araque Villamayor, que estudió en la Universidad de Alcalá y se recibió de caballero en la Orden de San Juan el 24.I.1693. 4) D. José de Araque Villamayor, natural del Castillo (†Barcelona, 18.IX.1741). Se recibió de bachiller en Cánones por la Universidad de Alcalá (1678) y después fue colegial en el del Arzobispo Fonseca de Salamanca (11.I.1681), pero no consta que recibiese allí otra graduación. Sin embargo, en la Universidad salmantina comenzó a desempeñar cátedras cursatorias de Cánones en 1695 y fue nombrado catedrático de Sexto (30.IX.1698); el curso siguiente pasó a una de las cátedras de Vísperas de Cánones (15.III.1699) y en septiembre del mismo año obtuvo la de Prima. Dejó la cátedra en 1700 por haber sido promovido a Juez mayor de Vizcaya de la Chancillería de Valladolid. Después fue alcalde del crimen en la Audiencia de Zaragoza y Oidor en la de Barcelona, donde testó el 1.IX.1741, nombrado heredero universal a su sobrino Fernando Caniego Araque. Disfrutó la propiedad de los mayorazgos de los Araque en Cuenca y pleiteó por el mayorazgo de Altamirano; por consiguiente, el orden que ocupa aquí, tomado de Salazar, que también erró al hacerle colegial del Cuenca, debe de ser anterior, por lo menos, al de su hermano Carlos, que murió más tarde. 5) D. Juan Francisco de Araque Villamayor († Cuenca, 1732), que estudió Cánones en la Univ. de Alcalá de Henares y profesó el sacerdocio. Formó parte del cabildo de la catedral de Cuenca y fue beneficiado de las rentas de dicho cabildo en Moya (Cuenca). 6) Doña Agustina de Araque Villamayor, natural de Madrid. Casó (1703) con D. Agustín Caniego y Zúñiga Ramírez de Arellano, caballero de Calatrava, en quien tuvo a Fernando Caniego Araque, que murió en Madrid en 1748. Doña Agustina testó en Madrid (1735) ante Nicolás de Motta y Caminero, escribano del número de la villa y corte.
  • Doña Teresa de Araque (†1697), que casó con D. Francisco Pallavicino Imbrea y Spínola, hijo de D. Antonio Pallavicino y de doña Antonia Imbrea Spinola. Sin sucesión.
  • Doña Jacinta de Araque, que casó en abril de 1687 con D. Lorenzo Medrano de Morales del Castillo, colegial del Santa Cruz de Valladolid, que obtuvo la plaza de alcalde de los hijosdalgo en la Chancillería de Granada y fue más tarde consejero de Real de Castilla.
  • Doña Francisca de Araque, monja en el convento de las Agustinas de Palencia.

 

DOÑA MARGARITA DE VILLAMAYOR Y VALLE DE VELASCO, hija única de D. Andrés Francisco de Villamayor y Morales (†1718) y de doña María Manuela Valle de la Cerda (†1722), señora de Casatejada, por cuya muerte, heredó sus mayorazgos y el señorío de Casatejada, como antes, en 1718, había heredado los paternos por la misma causa. Poco después de la muerte del padre, casó con D. Javier José de Guardiola Zayas, hijo menor del conde de Campo Rey, y después II conde de dicho título y señor de las villas de la Guardia —con la alcaidía perpetua de su fortaleza—, del Romeral y de Villanueva de Bogas. Doña Margarita murió sin posteridad, en octubre de 1729 (Salazar y Castro, Tab. geneal. familia Conejero, 9/305, fº 49 v); por lo que el mayorazgo de los Villamayor, así como los patronatos del pósito de la Almarcha, y de diversas obras pías constituidas en El Toboso, además de las constituciones de la iglesia y hospital de la Concepción en el Castillo de Garcimuñoz, pasaron al linaje de Araque; es decir, a los hijos de su tía doña Mariana Teresa de Villamayor y Morales.

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Quiero llamar la atención sobre un hecho relevante, que hace resplandecer a esta saga de los Villamayor muy por encima de lo que ya merecía ser estimada por sus actos y servicios al estado. Me refiero a sus obras pías, como así se llamaba a las de caridad, cuyo nombre prefiero porque en sí define de lo que se trata: del amor al prójimo, de la ayuda y protección a los demás seres humanos, sobre todo los más desfavorecidos, y no solo a aquellos más inmediatos a su espacio vital, es decir, sus vecinos y conciudadanos. En las sociedades de nuestro tiempo, aunque no en todas, la protección al ciudadano, en términos de salud, desempleo, estudios, igualdad de oportunidades, etc. recae sobre la administración del estado, pero esto solo empezó a ser así cuando el canciller alemán Bismarck, en 1883, puso en marcha el primer seguro de enfermedad conocido, 13 años después de unificación de Alemania, una nación que no aparece en los mapas hasta el año 1870. Exactamente 318 años antes de aquella primera iniciativa estatal de protección sanitaria, Alonso González de Villamayor, fundaba en Castillo de Garcimuñoz un hospital para dar cobijo y atención a los enfermos y necesitados, no solo a los vecinos de la villa, entonces llamados “propios”, sino a los transeúntes o forasteros, entonces llamados “peregrinos”, fuera o no su intención viajar a Santiago de Compostela. Iniciativas tales como la construcción de hospitales, especialmente para “propios”, o pósitos para prevenir hambrunas, o escuelas de gramática para instruir a los niños, eran actividades que generalmente desarrollaba y cubría la nobleza local, no tanto como factor de bonhomía y caridad, sino de representatividad y afianzamiento de lazos con sus lugares de señorío. Pero estos Villamayor, en la etapa que hemos repasado, no fueron señores, sino vasallos sujetos a la jurisdicción señorial del marqués de Villena. Y, sin embargo, en el transcurso de los dos siglos y medio en que les hemos seguido, legaron a la comunidad el hospital e iglesia de la Concepción, que nació como simple oratorio anejo al mismo para impetrar el auxilio divino en las curaciones; fue luego iglesia de una nave, pero con una cripta excavada, cuyo rastro se perdió con el desplome del edificio en 1917, tocado de muerte por las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz, que le privaron de los recursos con los que se sustentaba. Legaron a su comunidad el pósito fundado en 1647 en el entonces lugar de La Almarcha, luego villa (desde 1672), por D. Andrés de Villamayor, bisnieto del primer benefactor. Y, por último, legaron a la comunidad “diversas obras pías en la villa de El Toboso” (Toledo), cuya existencia —excepción hecha del convento de las trinitarias recoletas, fundación de D. Carlos de Villamayor— desconocía hasta ahora, pero a las que se alude en un documento sobre los patronazgos recaídos en los Araque-Villamayor, cuando estos heredaron el mayorazgo de los Villamayor (A. H. NOBLEZA, Griegos, C. 41, que corresponde al marquesado de Casal de los Griegos), cuya constitución en la Almarcha hemos desvelado más arriba. No alcanzaron el título de nobleza que reconociera la que, sin duda, fluía por su sangre y bombeaban sus corazones, pero acreditaron sobradamente la de su carácter por sus acciones misericordiosas, desprendidas y humanitarias en pro de sus semejantes.

(Juan Luis Sánchez, Madrid).