Cuando unimos las palabras Castillo de Garcimuñoz y literatura, a todos nos vienen a la mente dos nombres, Jorge Manrique y el Infante Don Juan Manuel, sobre todo el primero.
De siempre hemos utilizado el nombre de Jorge Manrique junto al del Castillo para que este pudiera tener una historia unida a la literatura.
A Jorge Manrique, en el Castillo, se le hace un monumento en el lugar donde cayó en la batalla, se le inaugura una placa en su memoria a la puerta del Castillo a la que asistió el duque de Alba, y su por entonces pequeña hija Cayetana (nuestra duquesa de Alba de toda la vida) e incluso se crean unas jornadas manriqueñas con concurso de coplas incluido. Y lo gracioso de todo esto, es que muy probablemente, por no decirlo categóricamente, Jorge Manrique no fuera capaz siquiera de cruzar una puerta de la muralla que rodeaba la villa y no pisara nunca una calle del Castillo.
¿Entonces a que viene hablar siempre de Jorge Manrique y olvidar a otros con más relación con el Castillo?
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